Confieso que mi compra de pánico al comenzar la cuarentena fue harina orgánica para hacer pan. En ese momento ya hacía panes cada tanto, pero no me había sumergido al punto de poder sentir al pan. Y aunque el proyecto de panadería viene desde el año pasado, fue en este aislamiento que me conecté con la masa madre y el pan. Me daba un motivo de levantarme cada día, pues los tiempos de las levaduras vivas no paran, y lo convertí en mi disciplina. Estudié un sin fin maestros y maestras en todo el mundo y en varios idiomas. Practiqué todos los días y como es mi naturaleza, busqué hacerlo siempre mejor y más eficiente. Me sentí muy afortunado de poder compartir algo creado con tanta dedicación, tiempo y sobre todo amor. Era como dar un abrazo remoto, y en algún momento pensamos en ponerle a @panuino algo como abrazos o apapachos. Aprovecho para agradecerles a todos quienes hacen de Panuino una realidad, desde mi familia, equipo, ustedes quienes creen en nosotros. Y no me queda más que decirles que seguiremos haciendo todo lo que esté en nuestras manos para que Panuino genere una experiencia positiva en este mundo que está de cabeza en tantas formas. Con mucho amor, Arly.